‘La Promesa’: La virtud y la revelación impactante de sus mentiras
‘La Promesa’: La virtud y la revelación impactante de sus mentiras
En el episodio de este lunes de la ficción de época La 1 de TVE, Martina ha recibido una esperanzadora carta, mientras que Manuel se ha interesado por fin por el paradero de Jana
Martina recibe una sorpresa
El médico ha vuelto a visitar a Martina a su habitación, y por fin le ha dado la oportunidad de explicarse sobre su llegada al sanatorio. Martina ha perjurado que ella no tuvo nada que ver con el envenenamiento de Ayala, y el doctor le ha leído el informe de ingreso que el conde rellenó: “Altamente irritable, con frecuentes cambios de humor, propensa a la mentira”, dictaba, entre otras falsas observaciones.
Al médico le ha dado la impresión de que Ignacio solo estaba preocupado por la joven, y Martina ha gritado que ella no tenía nada de lo que curarse. El doctor le ha amenazado con que aquella fuese la última vez que le levantaba la voz, y le ha dicho que proseguiría con la doble dosis, si acaso quería irse pronto a su casa.
Manuel le ha pedido explicaciones a Catalina, a cambio de dejarle vivir en su hangar
Poco después, un celador le ha pedido a Martina que no contase a nadie que le hacía entrega de una carta: “Quererte no es para tanto, es para siempre”, rezaba el papel. Martina no ha tardado ni un segundo en saber que aquello lo escribía Curro. Haciéndose pasar por su padre, Curro le comunicaba que haría todo lo posible por sacarla de allí. ¿Lo logrará?
Manuel y Petra buscan a la misma persona
De vuelta al palacio, Curro ha explicado a Manuel que todavía tenía pesadillas con el disparo de Paco. Han dialogado sobre las cosas que habían cambiado en La Promesa, y el primo de los Luján ha preguntado al aviador si ya tenía idea de por qué Catalina se había retirado al hangar. Manuel no tenía más explicaciones al respecto, aunque se las ha pedido como exigente condición a su hermana, a cambio de dejarla vivir en su particular refugio. Manuel también ha cuestionado cuándo iba a volver Martina de aquel viaje con amigas.
Curro le ha desengañado de aquella patraña a su primo, y le ha contado la realidad sobre dónde estaba Martina. Para saber cómo podía haber llegado la cicuta a la habitación de la joven, Manuel ha pensado en preguntar al servicio por si sabía algo, pero la verdad es que tampoco habían visto a Jana ni a María Fernández por ninguna parte. “¿Se han podido marchar sin decir nada?”, ha preguntado Curro, sabiendo que así había sucedido con Teresa.
Petra también ha querido saber dónde estaban Jana y María, y le ha contado a Ricardo que había hablado por teléfono con el ama de llaves del palacio de San Rafael, y allí no estaban. La señora Arcos ha presionado a Ricardo para que le dijese la verdad, y Rómulo ha aparecido para salvar a su compañero. El señor Baeza ha echado balones fuera, diciendo que en ningún momento había concretado que las sirvientas estuviesen en la residencia principal del duque.
La gran pillada de Virtudes
Rómulo también ha encarado a Simona y Virtudes en su despacho, y le ha dado otra oportunidad a la hija para que dijese la verdad. El mayordomo sabía que no había hablado ni con don Fermín ni con doña Felipa, su asistenta, pues él vivía muy cerca de la parroquia y no los había encontrado. Como también había echado en falta un objeto preciado en aquella misma iglesia.
En ese momento, Simona ha caído en la noticia que había escuchado de que se había robado un cáliz de oro en la parroquia de Luján. Virtudes ha comenzado a llorar, mientras su madre le pedía que le jurase que ella no había tenido nada que ver con aquello: “Júramelo por tu hijo”. ¿Lo ha robado la muchacha para hacerse cargo de su Adolfito? ¿Es Virtudes una ladrona? ¿La echará Rómulo del servicio por ello?