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La Promesa

La Promesa: María Antonia y Sus Celos, Observados por un Personaje Clave

La Promesa: María Antonia y Sus Celos, Observados por un Personaje Clave

En el episodio de este martes de la serie de La 1 de TVE, Catalina ha explicado por qué se encerró en el hangar, y Santos ha pasado a organizar la pequeña fiesta de Margarita

Foto: A María Antonia se le ha caído una lágrima cuando ha recibido la petición de Alonso, en el capítulo de este martes de 'La Promesa'. (RTVE)
Las cosas parecen ir poco a poco equilibrándose en la serie La Promesa, gracias al regreso del personaje de Manuel al popular palacete cordobés de La 1 de Televisión Española. Pero ahora que el joven está a salvo, y la marquesa de Luján parece haber superado la gran depresión que le invadía por la marcha de su hijo al frente francés, una cuestión ha salido a relucir: ¿qué sentido tiene la permanencia de María Antonia en palacio? En el capítulo de este martes, la amiga y consejera de Cruz se ha visto apartada de la familia, lo que podría hacerle actuar de la manera más inesperada.
En el capítulo anterior de la ficción de época que protagoniza Ana Garcés, Arturo García Sancho y Eva Martín, entre otros intérpretes, Manuel le exigió a su hermana Catalina que se sincerase, y le explicase de una vez por todas qué sucedió entre su madre y ella, para que provocase su espantada hacia el hangar. Hoy, Catalina por fin ha desvelado el misterio.
“Cruz estaba desquiciada”, ha comenzado a relatar Catalina, referenciando la marcha de Manuel. La marquesa insultaba a Curro por haber arrastrado a su hijo a la guerra, aunque Manuel ha asegurado que fue una decisión que tomó por su propio pie. El caso es que Cruz insultaba a cualquiera que se atreviera a replicarle, como ella, y le dio por echarle en cara el fin de su noviazgo con Pelayo. Una historia que acabó en la prensa, gracias a las influencias de la esposa de Alonso. Cruz filtró todo y se acabó publicando que la novia tenía “un carácter indómito”, y que el conde de Añil había cometido continuas infidelidades.
Cruz echó por tierra a Pelayo con tal de salvar el apellido de los Luján, pero la prensa siguió con invenciones, y publicó caricaturas burlescas que cuestionaban la feminidad de Catalina: “La marimacho empresaria”, rezaba uno de los recortes que la hermana le ha enseñado a Manuel. Catalina estaba convencida de que Cruz estaba detrás de todo aquello, y ha comentado que, así, no tenía el valor suficiente de reunirse con nadie para hablar de negocios.
Manuel ha explicado que necesitaba un espacio nuevo donde construir su nuevo avión
Manuel ha tratado el tema con Alonso después, y el heredero ha creído que se tenía que restituir el honor de su hermana. El marqués ha argumentado que un juicio solo daría alas a los infundios, y que ya aparecería otro escándalo que hiciese que todo aquello fuese olvidado. ¿Insistirá Manuel en llevar a juicio a los medios? De momento, el chico ha contado que tenía otro plan para ocupar su cabeza.
El joven aviador ha explicado a Rómulo que necesitaba un espacio nuevo donde construir su nuevo avión. Le ha pedido al mayordomo que su madre no se enterase de su plan, y también ha preguntado por la fecha de regreso de Jana y María Fernández, excusándose con que consideraba el servicio parte de la familia, y las echaba de menos.

La fiesta de Margarita

Por su parte, Martina se ha mostrado más dispuesta a transigir los medievales tratamientos por los que le estaban haciendo pasar en el sanatorio. Sin duda, la carta de Curro le había inyectado una gran dosis de esperanza a la chica. Lo que la enfermera a su cargo no sabe es que la joven no llega a tragarse la medicación que le ha dado, pues la ha escupido después sobre un pañuelo.

En el palacio, Margarita ha contado a Ayala que deseaba distraerse con sus amistades, organizando una merienda al día siguiente. La señora ha pedido a Santos que Ricardo se ocupase de convocarles, y le ha pasado un listado de nombres. Ante el cúmulo de trabajo que el padre tenía, el hijo le ha sugerido ocuparse él de contactar con todas aquellas personas. Ricardo ha agradecido a Santos la buena disposición que mostraba últimamente, pero sin dudas, el lacayo tramaba algo.

La petición de Alonso

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En otro orden, Lorenzo le ha propuesto a Alonso brindar por María Antonia, pues gracias a ella, Cruz no había perdido la cabeza. El capitán De la Mata se ha atrevido a pensar que seguro que la mujer hizo muy feliz a su marido, y ha jugueteado con la paciencia del marqués, preguntándose qué hubiera sucedido si hubiese conocido a María Antonia antes que a Cruz. El ofendido Alonso ha asegurado que estaba felizmente casado con la marquesa, y Lorenzo ha reído que aquel matrimonio no lo calificaría de feliz. El serio patriarca ha establecido que lo importante era saber superar las malas rachas, y Cruz y él seguirían adelante.

Alonso ha decidido acompañar a la enfurruñada Cruz a su cuarto

Poco después, Alonso repasaba mentalmente la conversación con su cuñado, cuando María Antonia ha llegado a almorzar. El marqués ha preguntado a su amiga si le había contado a Lorenzo algo de lo que había pasado entre ellos, pero ella lo ha negado. “Mi cuñado no dispara sin bala, lo conozco muy bien”, ha reflexionado Alonso, oliéndose que Lorenzo no hablaba por hablar, y que tenía jugosa información en su poder.

“Llevas semanas complicando mi vida”, ha comentado el marqués, que ha sacado a relucir qué hacía ella allí: “ahora que Manuel ha vuelto, Cruz no te necesita”. María Antonia ha preguntado a su amado si estaba insinuando que le echaba del palacio, y Alonso ha contestado que estaba hablando muy claro: esperaba que se marchase por su propio pie. Una lágrima ha caído por la mejilla de la mujer, asumiendo lo que el marqués le pedía.

Los celos de María Antonia

Después de la cena, Cruz ha expresado lo feliz que estaba de que la familia estuviese reunida. Margarita ha explicado que echaba mucho de menos a Martina, algo que la marquesa ha puesto en duda, y ha comentado sus planes de invitar a amigas al día siguiente. Tras escuchar quiénes eran las invitadas, Cruz se ha indignado, pues eran unas “chismosas”, o le habían dado calabazas en sus recepciones.

Alonso ha decidido acompañar a la enfurruñada Cruz a su cuarto, y Margarita ha comentado frente a María Antonia la buena sintonía que habían alcanzado los marqueses. “¿O acaso te molesta?”, ha percibido la madre de Martina, que había observado la envidia de la invitada: “Verlos tan acaramelados te da celos, ¿o es que acaso me lo vas a negar?”. ¿Se sincerará María Antonia con Margarita? ¿Cómo ha intuido los sentimientos de su compañera?

Source: https://edition.cnn.com/
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