‘La promesa’ (Momentos destacados): Curro y Manuel, enfrentando un peligro inminente
‘La promesa’ (Momentos destacados): Curro y Manuel, enfrentando un peligro inminente
Adriano no quiere ver a Catalina
El mayordomo le explica a Catalina lo que sucede con Adriano. «Me ha dicho que no quiere venir a verla», dice el trabajador.
La hija del marqués le responde: «Abrió su corazón, yo lo ignoré, actúe como una estúpida y encima espero que vuelva». El mayordomo le continúa confesando: «Adriano está muy dolido, con lo brusca que fue usted con él».
«Él también fue brusco conmigo», dice Catalina. Así, que el lacayo le contesta: «Ambos tienen un carácter muy difícil».
La hija del marqués le confiesa: «Yo pensé que quería volver, aunque fuera para decirme las cosas a la cara», a lo que él mayordomo le expresa: «Ese muchacho bajo la guardia una vez, no lo volverá hacer».
«Mi actitud peco de insensible y desproporcionada», dice la joven muy seria. Pero el mayordomo le da un consejo: «Espero que esto le sirva para el futuro».
Curro está confundido
Curro quiere saber lo que Martina le contó a Manuel, así que él le confiesa: «Mi prima te quiere Curro y haría cualquier cosa por ti, porque de lo contrario yo no estaría aquí».
«Yo la quiero y la quiero mucho, y la ame más. Pero es que ahora, ahora no lo sé, estoy confundido y perdido, porque me ha decepcionado», comenta el joven muy nervioso.
Manuel le aconseja: «Pero esa decepción sigue siendo amor». Curro le responde: «No lo sé», pero él hijo del marqués le aclara: «Sí lo sabes, si esa decepción te ha hecho tanto daño como para estar aquí, es amor».
«Sabes mi primer pensamiento de la mañana es para ella, sueño con que ha cambiado, con que ha entendido que algunos de sus comportamientos no estaban bien”, responde el joven.
«Haya hecho lo que haya hecho, abraza sus diferencias. No puedes cambiarlas para siempre, abraza sus diferencias, abrázalas con fuerza porque el día que lo hagas vuestro amor será indestructible y quiérela como es», expresa Manuel.
Manuel cree que Curro no va a sobrevivir
El hermano de Paco le dice al hijo del marqués que Curro quiere combatir. Manuel le responde muy serio: «Pero esta vez no voy a impedírselo», y añade: «Tu hermano me dijo que no puedo protegerlo por siempre y tiene razón».
«No sabría que hacer si fuese Paco el que quisiese ir a combate», expresa el joven. Manuel le confiesa: «Tu hermano es de las mejores personas que he conocido nunca, así que deseo que sea feliz el resto de su vida porque se lo merece».
El joven le continúa explicando: «No desesperes con Curro, no está todo perdido», pero Manuel no está de acuerdo y le responde: «Está vez creo que sí».
El hermano de Paco le explica: «O tal vez no, he pensado algo que no está exento del peligro pero creo que puede hacer cambiar su forma de pensar».
María Antonia está enamorada de Alonso
Maria Antonia le cuenta al marqués que Lorenzo intenta conquistarla y le sigue confesando: «Me acabo proponiendo que fuera con él a visitar Sevilla».
Alonso se sorprende y le pregunta: «¿Cómo?», así que ella el expresa: «Me pareció una proposición fuera de lugar y más viniendo de un hombre casado». El marqués le pregunta: «¿Y tú qué le dijiste?», a lo que ella le responde: «Por supuesto decline su oferta y aproveche para recordarle que su esposa es una buena amiga mía».
El marqués le explica muy serio: «Él ya me había dicho en alguna ocasión que se sentía atraído por ti», y añade: «Tal vez debería hablar con Lorenzo y ponerlo en su sitio».
María Antonia le confiesa: «Quiero ser sincera contigo, no sé cómo ha podido ocurrirme pero estoy enamorada de ti y creo que a ti te pasa lo mismo, ¿verdad?».
El homenaje a Pía
Rómulo está reunido con los empleados de La Promesa y dice muy serio: «Vamos a organizar este acto en memoria de Pía Adarre, no concibo la idea que ya no esté entre nosotros».
Él continúa expresando: «No se ocupaba sólo de sus problemas también se hacía cargo de todos los problemas de los demás, porque ella le daba una oportunidad a todo el mundo».
Los empleados de La Promesa no pueden parar de llorar, ya que recuerdan todos los buenos momentos que vivieron con Pía. «Ella siempre le dio una oportunidad al amor, aunque nosotros siempre la teníamos a ella», confiesa el mayordomo.
«Hemos tenido la fortuna que la señora Adarre se cruzará en nuestras vidas y eso es algo que siempre nos acompañara. La señora Adarre siempre vivirá mientras la recordemos, eso nos acompañara todo la vida», añade.
Rómulo mira la fotografía de Pía y dice muy emocionado: «Buena, amable, hermosa, inolvidable. Adiós señora Adarre, adiós Pía».
Entre Catalina y Adriano hay algo especial
Catalina le dice a Adriano: «Me alegro de que hayas venido, en realidad te estaba esperando». El joven se sorprende y le pregunta: «¿Y eso por qué?», así que ella le aclara: «Entiendo que has leído mi carta».
«Sí me pudo la curiosidad, quería saber que me habías escrito, tenía curiosidad y lo que leí me encantó», expresa el joven muy ilusionado.
Catalina también le expresa sus sentimientos y le comenta: «Estoy contenta de que volvamos a vernos porque tengo la sensación de que entre nosotros se ha trabado algo especial».
Ella le continúa explicando que gracias a él está más animada y ve el mundo con otros ojos. Adriano está sorprendido con la confesión de la hija del marqués, así que ella le pregunta: «¿No dices nada?».
El joven le aclara: «Bueno creo que usted ya lo ha dicho todo». Decide acercarse a ella y le comenta: «Gracias por la carta».
Curro y Manuel están en peligro
El hermano de Paco se despierta y descubre que todos sus compañeros están dormidos. Se acerca a Curro y le dice: «Eres un niñato».
El joven le responde: «Lo siento me he apoyado y me he quedado dormido». Su compañero le grita: «Estas vidas estaban en tus manos, ¿cómo se te ocurre dormirte?”.
«Ha sido un momento y no ha pasado nada», dice Curro. Pero el joven le repite muy alterado: «Ahora podríamos estar todos muertos».
Manuel le pide que deje de gritar, así que su compañero le reprocha: «Tu primo se ha quedado dormido en su guardia». El hijo del marqués se levanta y le dice al joven: «Era tu responsabilidad».
«Los actos de unos nos afecta a todos», dice el compañero. Paco propone continuar con el recorrido, ya que los ingleses pueden estar cerca. Todos obedecen, pero lo que no saben es que hay alguien escondido detrás de los arbustos. ¿Quién es?
Martina intenta disculparse con Ignacio
Martina le confiesa a Ignacio: «Siento mucho el arranque violento que tuve el otro día con su bonsái».
«No sigas, acepto tus disculpas y te agradezco que hayas tenido la iniciativa de venir a darme explicaciones, pero si te soy sincero me dolió mucho más lo del collar que lo del bonsái», confiesa el conde.
La joven no entiende la explicación del conde de Ayala, así que él le aclara: «Me dolió que malinterpretases mis intenciones», y añade: «En ningún momento intente hacerte chantaje o comprar tu voluntad con el collar».
«Pues eso no fue lo que entendí, usted me dijo que si yo consentía que usted se casará con mi madre, yo iba a tener muchas joyas como esas», responde Martina muy enfadada.
El conde le comenta muy alterado: «No, no, solo quería hacerte ver todo lo que podrías tener, no cambies mi intención». Así, que la sobrina del marqués le contesta: «Es que no necesito nada», pero también le reprocha: «Procure saber lo que quiero, lo que no quiero, preocúpese por conocerme».
Ignacio pierde los nervios y le grita: «Y cómo hacer eso, si cada vez que me acerco a ti me apartas con cajas destempladas». En ese momento entra en la estancia la madre de Martina y dice: «Se oyen los gritos desde el pasillo».
«Ese hombre es imposible que debe pensar que soy estúpida, porque no entiendo tanta desfachatez», expresa Martina muy enfadada. En ese momento el conde se sienta porque le falta el aire y siente una presión en el pecho.
Alonso rechaza a María Antonia
María Antonia quiere saber si Alonso siente lo mismo que ella. «Que yo no estoy enamorado de ti, de dónde ha sacado eso. Siento si mi comportamiento te ha llevado a malinterpretar mi afecto hacia ti, pero estás equivocada, lo nuestro no pasa de ser una buena amistad», dice el marqués.
María Antonia se sorprende y le responde: «He sido muy cándida al pensar que ibas a confesarme tus verdaderos sentimientos». Alonso le expresa muy serio: «No me lo pongas más difícil, todo esto ha sido un lamentable malentendido».
«Tus palabras dicen una cosa, pero tus actos otra muy distinta, ¿a qué le hago caso, a tus argumentos o a tus besos?», comenta la joven. ¡El marqués está muy nervioso y se marcha!
Catalina tiene un regalo para Adriano
Catalina está en el hangar con Adriano, pero él no puede parar de mirarla. Ella le pregunta: «¿Qué?», a lo que él joven le confiesa: «Solo pensaba que la veo más contenta que nunca».
«Quizá estoy feliz», responde Catalina. Adriano quiere saber el motivo, así que ella le entrega un regalo y le explica: «Sabía que vendrías con fruta».
Adriano se sorprende y le pregunta: «¿De verdad?». La hija del marqués le expresa: «No quería recibirte con las manos vacías». El joven abre la caja, pero mira a Catalina muy serio, así que ella le pregunta: «¿Qué sucede?». Él le devuelve la caja y le explica: «Yo no puedo aceptar esto señorita, lo siento».
Jana amenaza a Petra
Jana no quiere que Gregorio cuide del hijo de Pía. Así, que la doncella le confiesa a Petra: «Dejar a ese niño en manos de Gregorio es un error».
«Yo soy la que da las órdenes aquí, así que deja de cuestionar mis decisiones», responde la ama de llaves. La doncella le explica: «Estamos hablando de que un maltratador se la tiene jurada a un niño inocente».
Petra le contesta: «Si de verdad piensas que Gregorio no puede hacerse cargo de su hijo, acude a un juez pero mientras tanto es su padre y por lo tanto, responsable de su crianza».
La ama de llaves le pide que deje de ocultar al niño, pero Jana le amenaza con contar la verdad sobre Feliciano. «Imaginase el ama de llaves de La Promesa oculta durante años que su supuesto hermano en realidad es su hijo. En qué lugar dejaría a la familia y, sobre todo, en qué lugar se quedaría usted a ojos de su dueña», relata la joven.
Ella le continúa expresando muy enfadada: «Ni si quiera el marqués está al tanto y estoy segura de que todo tanto le ha costado conseguir se le iría de un plumazo”.
La joven le advierte que va a contar la verdad, así que Petra le responde muy seria: «Pregona a los cuatro viento que Feliciano era mi hijo, quizá yo caiga, pero lo único que hay seguro es que todos vosotros caeríais conmigo».
¿Por qué Petra es tan mala?
Petra está sola en la cocina y no puede parar de llorar recordando el beso que Ignacio le dio a la madre de Martina. La doncella no entiende por qué el conde le ha roto el corazón.
En ese momento llega María y le dice: «Quería hablar con usted sobre Jana». Petra le pregunta qué ocurre, así que la joven le explica: «Usted sabe que lo que despacharon es de interés para todos los demás».
«No entiendo por qué», expresa la ama de llaves. María Fernández le confiesa: «Quería pedirle que pensara en Dieguito, que Dieguito es un niño inocente y la mar de bonico, y usted la visto millones de veces, parece un ángel caído del cielo. Y él no tiene culpa de ‘na’, no tiene culpa de que la haya tocado ese monstruo de padre y lo que está en nuestras manos es que sea un niño feliz».
«Calla, por mucho que insistas no pienso cambiar mi parecer», contesta Petra. La doncella se emociona y le expresa: «Es un niño, no tiene compasión de él, ¿por qué es usted tan mala?», a lo que la ama de llaves le responde: «Por qué nadie es bueno conmigo».